sábado, 10 de julio de 2010

Crecer en la miseria


-Economía argentina



Se puede estimar que el país está en una senda positiva. Los números macroeconómicos así lo muestran. Sin embargo, la población vulnerable suma integrantes y no recibe más que “ayuda”: carece de oportunidades genuinas que garantice su mejora sostenida. El “modelo” inclusivo, excluye. Lo que ocurre también en muchos otros países.

“…mientras los subsidios a la pobreza ironicen
“la necesidad” de quienes son “amputados”
en la posibilidad de desarrollo de sus “capacidades”,
“el bien” carecerá de un componente
(distribución equitativa)
fundamental para su constitución.”
Del libro “Política de la ilusión”.
RD


Sobre este tema, los títulos y párrafos que siguen son significativos.
FI

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Progreso y miseria en la argentina
Por Ing. Guillermo Andreau

“PROGRESO La economía argentina vuela en los números del Indec: creció 12,4% en mayo El estimador de la actividad, que anticipa la evolución del PBI, logró su mayor avance en seis años; la marca anterior era de marzo de 2004, cuando se había expandido 13,2%.

MISERIA Un informe revela que creció el núcleo duro de la pobreza El 17% de la población vive en villas de emergencia o en asentamientos; en 2004 era el 10%.
Esta asociación de la pobreza con el progreso es el gran enigma de nuestros tiempos. Es el hecho central del cual dimanan las dificultades económicas, sociales y políticas que tienen perplejo al mundo y contra las cuales el arte de gobernar, la beneficencia y la enseñanza luchan en vano.
De él vienen las nubes que amenazan el porvenir de las naciones más progresivas y seguras de sí mismas. Es el enigma que la esfinge del destino plantea a nuestra civilización, y no resolverlo es ser destruido. Mientras todo el aumento de riqueza suministrado por el progreso vaya sólo a formar grandes fortunas, a aumentar el lujo y acentuar el contraste entre la Casa de la Opulencia y la Casa de la Privación, el progreso no es real y no puede ser permanente.
Esta cuestión, a pesar de su capital importancia y de llamar universal y dolorosamente la atención, aún no ha tenido una solución que explique todos los hechos y señale un remedio claro y sencillo.

Prueban esto los diversísimos intentos de explicar las crisis de la producción. No sólo muestran una divergencia entre los pareceres populares y las teorías científicas, sino también que la coincidencia que debería haber entre los adeptos de las mismas teorías generales se disgrega, ante las cuestiones prácticas, en una anarquía de opiniones.
Las ideas de ser inevitable el conflicto entre el capital y el trabajo, de ser nociva la maquinaria, de haberse de restringir la competencia y abolir el interés, de poderse crear riqueza emitiendo dinero, de ser un deber del gobierno el proporcionar capital o trabajo, se abren rápidamente paso entre la gran masa del pueblo que siente hondamente el daño y tiene viva conciencia de una injusticia. Tales ideas, que ponen a las grandes multitudes, depositarias de la fuerza política definitiva, bajo la gula de charlatanes y demagogos; están cargadas de peligros; pero no pueden ser combatidas con éxito mientras la Economía Política no dé al gran problema una respuesta conforme con todas sus enseñanzas y capaz de imponerse por sí misma a las percepciones de las grandes muchedumbres.
Incumbe a la Economía Política dar esta respuesta. Porque la Economía Política no es un conjunto de dogmas. Es la explicación de un cierto conjunto de hechos. Es la ciencia que, en la sucesión de ciertos fenómenos, procura hallar sus relaciones mutuas y reconocer la causa y el efecto, del mismo modo que las ciencias físicas tratan de hacerlo en otro grupo de fenómenos. Pone sus cimientos sobre terreno firme.
Las premisas de donde saca sus conclusiones son verdades que tienen la más alta sanción; son axiomas que todos reconocemos; sobre ellas cimentamos con certeza los razonamientos y acciones de la vida diaria y pueden ser reducidas a la expresión metafísica de la ley física por la cuál el movimiento busca la línea de menor resistencia, esto es, que el hombre procura satisfacer sus deseos con el mínimo esfuerzo.

Partiendo de una base asegurada de este modo, su método, que consiste sencillamente en identificar y separar, tiene igual certeza. En este sentido es una ciencia tan exacta como la geometría, la cual, de análogas verdades relativas al espacio, saca conclusiones por medios parecidos; y sus conclusiones, cuando sean válidas, han de ser igualmente claras de por si. Y aunque en el dominio de la Economía Política no podemos probar nuestras teorías con combinaciones o condiciones provocadas artificialmente, como se puede hacer en algunas otras ciencias, podemos, no obstante, emplear comprobaciones no menos concluyentes, comparando sociedades en las cuales existen condiciones diferentes o separando, cambiando, adicionando o eliminando con la imaginación fuerzas o factores de dirección conocida. Que la Economía Política, como ahora se enseña, no explique de acuerdo con las más arraigadas percepciones humanas la persistencia de la pobreza en medio de la creciente riqueza; que las verdades indiscutibles que enseña estén inconexas y dispersas; que no haya logrado difundirse en el pensamiento popular, ha de ser debido, a mi juicio, no a incapacidad de la ciencia cuando se estudia como es debido, sino a algún paso en falso en sus premisas o algún factor olvidado en sus apreciaciones. Y como, por respeto a la autoridad, se suele disimular estas equivocaciones, me propongo en esta indagación no hacer ninguna concesión. Me propongo no esquivar ningún problema, no retroceder ante ninguna conclusión, sino seguir la verdad a dondequiera que nos lleve.
Si las conclusiones obtenidas van contra nuestros prejuicios, no desistamos; si impugnan instituciones mucho tiempo tenidas por prudentes y naturales, no retrocedamos.”

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Latinoamérica desigual
- Economía regional
“Primer informe regional sobre Desarrollo Humano para A. Latina y el Caribe, realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, propone polémico cambio metodológico que bajaría cifras exhibidas por algunas naciones.
América Latina y el Caribe (ALC) es la región más desigual del mundo y la desigualdad es uno de sus principales obstáculos para avanzar en el desarrollo humano.
La afirmación forma parte de las conclusiones del primer informe regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe, realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el que analiza de manera detallada los mecanismos que inciden en la transmisión intergeneracional y la persistencia de la desigualdad en la región.
El mensaje central del PNUD es que sí es posible reducir la desigualdad en América Latina y el Caribe. ¿Cómo? Ingente optimismo nace después de establecer las siguientes conclusiones principales:
*La desigualdad observada en ingresos, educación, salud y otros indicadores persiste de una generación a otra y se presenta, además, en un contexto de baja movilidad socioeconómica.
*Lo anterior sugiere que existen mecanismos de reproducción de los niveles de logro de una generación a la siguiente. Entender de manera más clara dichos mecanismos de transmisión de los logros en los hogares permitirá diseñar políticas más efectivas para romper los círculos viciosos de reproducción de la pobreza y la desigualdad…”

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1 comentario:

  1. ¿Qué hacer para combatir la pobreza? Para palear la pobreza el gobierno otorga subsidios. Alguien dijo que dentro del modelo filosófico occidental siempre hubo pobres. Es así, es la cultura occidental la que produce, genera y multiplica la pobreza porque el predominio sobre el otro es su estilo de vida.

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