martes, 15 de junio de 2010

Tres bombas







Las tres bombas de Paul Virilio
Luisa Futoransky *
(Fragmentos)

Paul Virilio es un sexagenario atractivo, bajito, pelado y de aspecto macizo. Afable y muy puntual. La cita es en el célebre café La Coupole de Montparnasse. Colmo de la seducción, para probar la grabadora, recita el poema de Apollinaire, Sur le pont Mirabeau. Que habla del Sena, los puentes y el amor. Como para entrar en argumento.
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A Virilio se lo reconoce por la reflexión muy original que lleva a cabo desde hace años sobre la velocidad. Este autodidacta y "chico de la guerra", como gusta definirse, repite que la revolución informática podrá destruir no sólo estados, ciudades, familias, sino también los individuos...
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—Supongamos, al menos en sentido literal, que con la Liberación, para el war-baby llegó la paz... ¿Qué ocurrió entonces que pueda evaluar Virilio hoy?
PV: Cuando llegó la paz lo primero que tuve ganas de hacer, es ver el mar, pues si bien estábamos muy cerca no teníamos derecho de llegar hasta allí porque era zona prohibida. Descubrí el mar al mismo tiempo que descubrí la paz, es decir descubrí que en las playas había bunkers...
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—Usted afirma que el mundo en el que vivimos es un sistema interactivo susceptible de acarrear catastróficas reacciones en cadena; en suma que estamos al borde de la ciberbomba...
PV: En realidad me inspiré en una frase que Einstein dijo a fines de los años cincuenta, justo antes de morir. Rotunda y meridiana: hay tres bombas para el porvenir del hombre; la atómica —que viene de explotar—, la de la información —no existía aún la informática— y la tercera es la demográfica: El concepto me marca profundamente porque ya desde mi trabajo sobre la velocidad soy muy consciente de que la interactividad es a la información lo que la radioactividad es a la energía, vale decir una potencia colosal.
La bomba informática es amenazadora por su interactividad, por su dimensión cibernética; aclaro, no es la información la amenaza, sino la instantaneidad y la inmediatez que llamamos interactividad que se produce hoy día a nivel mundial donde existe un efecto de feedback cibernético absolutamente temible. Tal como puede observarse con la bomba atómica.
Por lo demás, los crack de las bolsas que giran por el mundo en estos momentos están vinculados a lo que llamo el riesgo sistémico, el conjunto de riesgos cibernéticos en los que un mercado empuja al otro en su caída y nos encontramos sin más ante la gran catástrofe, el accidente integral. Es la inmediatez de las cotizaciones automáticas la que favorece el crack instantáneo a escala mundial, sin hablar del bug del 2000, el de la datación de los sistemas de computación que corre el riesgo de sumergir en el marasmo y el caos la gestión en todos los campos, imagínese por ejemplo a todos los aeropuertos que dejaran de funcionar e intuya el resto....
Ahora recién comprendo los presentimientos del futurista Marinetti: la velocidad es la violencia en todos los ámbitos. Sería más que necesaria una economía política de la velocidad, o de lo que llamo la dromología, una disciplina que se interese en los estragos ocasionados por la velocidad. La bomba atómica de ayer, la genética de mañana no son concebibles sin la tercera, la bomba informática.
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—¿Está de acuerdo en que se lo considere como uno de los analistas que efectúan el diagnóstico del estado y males que padecen las democracias?
PV: Sí, además es cierto, están muy amenazadas. En Francia por la extrema derecha del Frente Nacional, y en general, por los tiranos, las mafias y no sólo las que florecen en los países del este sino las que se desarrollan por todas partes. Pero también están amenazadas por la técnica, por la aceleración de la información: la mundialización amenaza las democracias. porque estamos tentados de establecer una democracia "live", en directo, que sería al voto lo que los sondeos son a la televisión. La gran amenaza de Internet es tomarlo por la democracia ideal, especie de megacerebro donde todo el mundo está conectado con todo el mundo y donde es suficiente formular una pregunta para tener de inmediato la respuesta. Eso es la negación de la democracia representativa en provecho de una democracia virtual, o de una democracia automática...
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Repito que para mí la democracia es el tiempo de la reflexión en común y no el reflejo condicionado que supone el sondeo de opinión.
Las tecnologías de la interactividad nos conducen a una democracia interactiva cibernética que no será más representativa sino presentativa, que ya no será demostrativa sino mostrativa, es decir alucinante como son los medios. Basta mirar las campañas humanitarias o el teletón para imaginar lo que puede ser una democracia que se les parezca.
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Qué quiere que le diga, los hombres políticos de hoy no están a la altura de la técnica, de la potencia tecnocientífica y la mundialización; no hay más que ver cuánto se ridiculizó el pobre Clinton, y esto es grave para la paz del mundo. Todos los loquitos que tienen armas de destrucción se podrán divertir... Hoy ya no hay un amo del mundo sino que el verdadero poder lo tienen los señores feudales del mercado, los Gates, los Murdock y los Soros.

(*Esta entrevista, que publicó también la revista Ajoblanco, de Barcelona).

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